La necesidad de “vender” el producto de este restaurante de comida para llevar, me hizo pensar en un público de una edad más temprana que pudiera sentir atracción ante un lenguaje y referencias que ellos escuchan a diario en música o en otras redes sociales por vídeos que se han viralizado. Con ese planteamiento, pensé además una estética brutalista que dijese lo mínimo posible y dejase todo el espacio a la comida, así como a remarcar los productos claves para ese público por encima de otros a la venta que son más atractivos para alguien que no usa las rrss y cuentan con mejor salida en esas franjas de edad que en las del público para el que estamos enfocando las RRSS de la marca.
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